Escribir una novela es más difícil de lo que imaginaba. Y no hablo solo de escribir las palabras, sino de estructurarla en una narrativa que haga sentido y que tenga escenas cautivadoras en los momentos precisos de la historia. Que tenga personajes multidimensionales, conflicto y tensión. Que sea una novela digna de ser publicada y leída por mucha gente.
Llevo poco más de un año de haber empezado a escribir mi primer novela de ciencia ficción, y me siento contento, emocionado por mi historia. Y qué bueno que al menos lo estoy, porque si no me apasionara el concepto de mi novela, los personajes y el conflicto, pues menos a los lectores. La emoción que me provoca cada vez que resuelvo algo que me tiene atorado en mi historia, es lo que me hace seguir escribiendo.
Quiero avanzar más rápido y me frustro cuando no puedo escribir. Hay días que las palabras salen fácil y otros días en que no escribo ni una sola. Ingenuamente, empecé exigiéndome escribir frases perfectas, diálogos inolvidables, escenas impactantes. Luego descubrí que una novela publicada es el producto de incontables revisiones y retrabajo. La novela no se escribe perfecta a la primera, sino que va tomando forma a lo largo de un proceso circular de escribir, revisar, mejorar.
Me llamó mucho la atención un post que George R.R. Martin escribió en su blog. Martin es el autor de Game of Thrones y está en el proceso de publicar el sexto libro de la saga. Sus libros tienen decenas y decenas de personajes con historias complejas entrelazadas, y le toma años escribir cada uno. El mundo esperaba que su sexto libro saliera publicado en el 2015 o a principios del 2016, al menos, antes de que la sexta temporada de esta serie en la TV saliera en HBO. Y hace unos días confesó que no está listo, que no ha podido terminar de escribir la novela y con la pena más grande, pidió que lo entendieran y lo esperaran. Aún y cuando la serie en HBO saldrá en abril y empezará a entrar en terrenos nuevos, quizá tomando un curso distinto a sus novelas.
Esto hizo ponerme en contexto y a no recriminarme cada vez que no avanzo con mi historia. Ese sentimiento de frustración que siento cuando no puedo escribir, cuando estoy frente a la computadora y no sale ni una palabra, es lo que tengo que aprender a dejar ir y enfocar mi me mente para que la historia se construya a su propio ritmo. No debería importarme cuánto tarde en lograrlo, más bien debería trabajar en moldear mi forma de escribir para que en el futuro pueda fluir mejor.
Sin embargo, tengo una meta. Publicar mi novela en este año 2016 y presentarla en la Feria del Libro en el mes de octubre. Eso quiere decir que el manuscrito deberé terminarlo en este semestre, para que se esté editando en el verano y pueda estar listo para su publicación antes del otoño. Parece que tengo todo el tiempo del mundo, pero ya vi que el 2015 se me fue muy rápido. Hoy me siento optimista, pues empecé el año con días de muchos pequeños logros en mi historia.