Quienes ya leyeron Invasión silenciosa reconocerán mi pasión por la paleontología y los dinosaurios.
De niño tuve el sueño de ser paleontólogo, porque en el rancho de mi abuelo hay un pequeño cerro desde el cual podían admirarse los cerca de dos mil nogales que había en aquel tiempo.
Hay una escena en el segundo capítulo de mi novela en la que el protagonista, un paleontólogo de profesión, recuerda haber encontrado su primer fósil en el rancho de su abuelo. Esa escena es un recuerdo exacto de mi infancia y, cada vez que visitaba la nogalera, regresaba a mi casa con un costal lleno de piedras con fósiles de conchas y caracoles.
La vida me llevó por otro camino pero, cuando me decidí a escribir mi novela, quise hacer mi sueño realidad a través de mis personajes.
Durante las investigaciones que realicé para documentar la historia, tuve la gran fortuna de recibir el apoyo de uno de los paleontólogos más importantes de México: Héctor Rivera-Sylva,
Héctor es el paleontólogo en jefe del Museo del Desierto en Saltillo, Coahuila, ciudad ubicada al noreste de México. Su trabajo ha tenido reconocimiento mundial por el descubrimiento de nuevas especies de dinosaurios en México, como el Acantholipan y el Yehuecauhceratops.
Héctor fue muy amable al aceptar mi solicitud de revisar los primeros capítulos de mi novela para que mi narrativa fuera lo más cercana a la realidad científica de los fósiles, las excavaciones y la vida de un paleontólogo. Unos días después, más rápido de lo que yo esperaba, me respondió con un documento que listaba una serie de correcciones y recomendaciones para mi escrito.
Muchas de ellas las apliqué, pero otras me vi forzado a tomar ciertas libertades literarias a favor del drama. Espero que Héctor me las perdone.
El pasado mes de noviembre 2021, tuve la oportunidad de visitarlo en el museo para conversar con él sobre su carrera, su trabajo en el museo y los retos que tiene un paleontólogo en México. Creo que fue una muy interesante plática y quise compartirla con ustedes.
Espero que la disfruten.